Nosotros, europeos electos a cargo de reglamentar los mercados financieros y los bancos, constatamos todos los días la presión ejercida por la industria financiera y bancaria para influir en las leyes que las rigen.
No es extraño que dichas empresas hagan escuchar su punto de vista y discutan regularmente con los legisladores. Pero la falta de balance entre el poder de ese cabildeo y la ausencia del mismo nivel de experiencia de la otra parte nos parece un peligro para la democracia. El cabildeo de unos debe estar, efectivamente, balanceado por el otro. En materia ambiental y de salud pública ante los industriales, las organizaciones no gubernamentales (ONG) han desarrollado verdaderamente una experiencia al mismo nivel. Es el mismo caso en materia social entre las organizaciones patronales y sindicales. Esta confrontación permite al electorado escuchar los argumentos en contra. No es el mismo caso en materia financiera. Ni los sindicatos de asalariados, ni las ONG han desarrollado la experiencia capaz de rivalizar contra aquélla de los bancos.

Por lo tanto, hoy no existe un contra poder suficiente en la sociedad civil.
Esta ausencia no evita que desarrollemos nuestra propia experiencia independiente de la industria ni de hacer nuestro trabajo, pero esta asimetría constituye en nuestra opinión un peligro para la democracia.

        Esto debido a que esta asimetría está plasmada en un contexto de gran proximidad de las élites políticas y financieras. Es bien sabido en los Estados Unidos que existen lazos entre Goldman Sachs y la administración federal, y en Europa, esta proximidad no es menor. Esta proximidad contribuye a reforzar la posición de los argumentos de la industria financiera de manera unilateral y constituye un seguro freno a la capacidad del personal político a tomar las decisiones con total independencia. Por lo que la ausencia de una respuesta política adecuada ante la crisis del sistema financiero puede alimentar toda una forma de populismo basado mayoritariamente en la emoción que en la razón.

        En nuestra calidad de europeos electos a cargo de la reglamentación financiera y bancaria hacemos un llamado a la sociedad civil (ONG, sindicatos, investigadores académicos , think-tanks…) a organizarse para crear una (o varias) organizacion(es) no gubernamental(es) capaz (capaces) de desarrollar una experiencia equivalente sobre las actividades llevadas a cabo en los mercados financieros por parte de los principales actores (bancos, compañías de seguros, fondos de cobertura, etc., …) y dar a conocer este análisis a los medios de manera eficaz.
En nuestra calidad de electos, provenientes de diversas familias políticas, podemos tener ideas distintas sobre las medidas a tomar, pero estamos unidos en una convergencia para alertar a la opinión sobre este riesgo para la calidad de la democracia.

        Como parlamentarios europeos, invitamos al electorado de los parlamentos nacionales a unirse a nuestra llamada.

 

           

 

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